Londinense Wide Awake

Friday, July 14, 2006

Historias Chinescas 2

Este es el segundo post relacionado a mi viaje a la China. El anterior lo pueden encontrar aquí.

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- Hola, quien habla?
- Soy papa…
- Ah, que haces?
- Alguna novedad?
- No todo bien por acá. Todo tranquilo por suerte.
- Ya conseguiste trabajo?
- Estoy en eso.
- Bueno ponente las pilas.
- Está todo bajo control.
- Viajo a China a fines de marzo, querés venir?
- Me encantaría, pero no tengo un mango.
- Ok, yo te pago el pasaje, vos pagate la estadía y demás.
- Ok.
- Después decime cuanto es que te paso la plata.
- Ok.
- Chau.
- Chau.

Esa fue la conversación que tuve con mi padre en febrero. Desde año nuevo que no nos hablábamos. Jamás esperaba semejante propuesta. Con un titulo bajo el brazo, un par de años sin pedirle dinero, ajustado (muy) pero independiente, viviendo en Londres y lo delicada que era nuestra relación, me sorprendió, más que todo mi viaje a China.

Entonces me puse a investigar pasajes, ciudades, precios, etc. Al final decidí que había que hacer Shangai (donde estaba mi viejo) y luego ir a visitar Beijing (no me podía quedar sin ver la muralla China). Pongámoslo de esta manera, si te vas hasta la China con el pasaje pagado y no ver la muralla china, sos un zopenco. Es como ir hasta Paris y no ver la Torre Eiffel (NdeR: se ve desde el avión) o ir a Ámsterdam y no visitar la zona roja, pagarse una mujerzuela luego de haberse clavado unos magic mushrooms. Xiam con su Terracota Army iba a quedar para otra aventura.

En la primera noche en Shangai fui a encontrarme con mi padre y su mujer. Ellos se estaban quedando del otro lado del río Huangpu que separa la ciudad de la parte rica y la pobre (o más intelectual). Por supuesto que esta histórica división socio-geográfica no se mantiene en la actualidad. Shangai está continuamente expandiéndose, hay un montón de edificios siendo construidos (hasta los domingos trabajan) y muchos otros ya terminados. Es un paraíso arquitectónico! Si miran la película MI3 van a entender de lo que hablo, Shangai parece la ciudad del futuro.

En la recepción del hostal compro un mapa y le pregunto cuanto tardo caminando hasta el hotel de mi viejo. El chino me mira, mira a su mujer, mira a su amigo y no sabe que responder. Luego de sudar por tres segundo (no mas) me mira y me dice que es imposible. La mejor opción era tomar el metro, que ya lo tenía totalmente dominado para ese entonces. Resulta que no hay puentes peatonales para cruzar el río Huangpu. Uno que esta acostumbrado a ciudades europeas donde hay un puente cada 200 metros, se manda a mudar a Asia y le cambian los esquemas. Mi idea de ir caminando era totalmente inconcebible y descabellada para un shanganés. Los chinos son muy serviciales y si no te pueden dar lo que estas pidiendo se ponen nerviosos y no saben que hacer.

Al salir del metro, luego de un corto viaje, me asomo y noto una ciudad totalmente diferente. El barrio “pobre” dejó de ser pobre para pasar a ser extremadamente rico. Cada cadena de hoteles tiene su torre, y que torres! No solo eso, Shangai tiene el cuarto rascacielos más alto del mundo en esa zona, el cual subí y casi devuelvo todo cuando me asome desde arriba. Yo que me creía tan macho había encontrado, finalmente, un obstáculo…

Cuando le pregunte en la recepción del hostal donde quedaba el hotel Shangrila, el chino dejo de ser chino, se le abrieron los ojos y me dijo: Oooooooh! Five Star Hotel! Claro cuando entré al hotel y una modelo me sonreía de oreja a oreja mientras me abría la puerta de entrada, entendí de que se trataba. El lujo que hay en esa ciudad es incomparable (bueno ya hablaré más al respecto en un próximo post sobre la visita a Beijing). Me he quedado en Sheraton’s, Hyatt’s, Hilton’s y Libertadores, pero nunca había visto nada parecido.

Esa noche decidimos ir a pasear por la peatonal que según la guía de bolsillo era muy atractiva durante la noche. Salimos del metro, cruzamos por un túnel y cuando levante la vista quedé con la boca abierta. La cantidad de carteles luminosos que había en esa calle era increíble.

Desde ya que nos intentaron vender replicas de lo que sea como también ‘invitarnos’ a su restaurante. Íbamos como si fuésemos Britney Spears caminando por la calle con 5 o 6 guardaespaldas tratando de vendernos algo, revoloteando alrededor nuestro. Desde ya que te colmaban la paciencia, porque no eran un par, eran hordas de vendedores. Hay que entender que esta gente se gana la vida de esta forma y al menos, no sale a robar.


Al día siguiente hicimos la recorrida por la ciudad. Contratamos un guía que hablaba español con una combi y nos llevo a todos lados. Debo confesar que fue la mejor inversión en todo el viaje. En un lugar donde la comunicación es complicada y cuando las distancias son enormes, tener a alguien local es de mucha ayuda. Todo lo que vimos (templos, rascacielos, fabrica de seda, paseo en barco, centros turísticos, comida típica, te tradicional, jardines, etc etc etc) nos hubiese tomado mínimo tres días por nuestra cuenta.



Si bien Shangai no es lo que uno se imagina de China, es una ciudad estupenda. Le queda poco y nada de edificación tradicional. Es una ciudad que apunta hacia el futuro y no mira hacia atrás. Muy diferente es la situación de Beijing; en la próxima entrega...

*Las fotos fueron sacadas de wikipedia.

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